
No había un solo lugar en Barcelona más caluroso que esa habitación. A pesar de todas las voces de protesta irrumpiendo en el apartamento, provenientes de protestas callejeras de las que nadie sabía, Josh y Johan podían oler el peligro desde mucho más cerca. Los compañeros de cuarto, ya sabes, pueden ser verdaderos imbéciles, especialmente si cruzas la línea.
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